Quién no sufrió la falta del suministro eléctrico bajo algunas concesiones puede considerarse un afortunado. Por supuesto, como usuarios, medimos la calidad de este servicio mediante diferentes factores. En un principio, por la cantidad de cortes (SAIFI); si se corta, cuanto tiempo dura ese corte (SAIDI) y una vez repuesto cuál el nivel de tensión con el que contamos. Para después evaluar cuanto tarda nuevamente en suspender. También lo hacemos a través del nivel de atención que recibimos como clientes, disponibilidad de canales de comunicación para seguir un reclamo, rapidez para iniciar y finalizar algún trámite administrativo, solicitar un nuevo suministro, los perjuicios que las obras públicas nos pueden ocasionar, como así también la seguridad en la vía pública.
Ahora bien, estas herramientas que todos usamos día a día para evaluar la calidad técnica y administrativa de un servicio, y con ello de una empresa, alguien las debe medir para velar por nuestros derechos como consumidores. Y ese es el ENRE o Ente Nacional Regulador de la Electricidad por sus siglas. Existen diversas y su uso depende no solo del grado de profundidad y seguimiento le queramos dar a un servicio, sino también de las características de este. Pero por sobre todo, de la capacidad de control de la entidad evaluadora y de la empresa controlada.